Santiago Bastos
Miembro del equipo editorial
Como ha comentado Reneé de la Torre en su texto en esta revista, uno de los objetivos de Encartes ha sido hacer una publicación que rompa con los moldes más restrictivos de las revistas académicas, aprovechando el formato digital para acercar las ciencias sociales a las nuevas generaciones, acostumbradas a las posibilidades de estos formatos.
Este objetivo no sólo se refleja en el formato y aspectos técnicos de la revista y su distribución. Como han mostrado Arthur Temporal y Saúl Prieto, también lo vemos en sus contenidos publicados. No es una casualidad que el texto que inauguraba la revista, el escrito por Gustavo Lins Ribeiro para la sección Coloquios Interdisciplinarios, estuviese dedicado al giro global a la derecha y la relevancia de la antropología. Su contenido era toda una declaración de intenciones sobre cómo entendíamos nuestra razón de ser en el contexto latinoamericano actual; un llamado a encontrar la pertinencia social a nuestra labor como productores de conocimiento.
No es que quisiéramos hacer una revista doctrinaria ni ideologizada, en absoluto. Como decía Renée, la intención es siempre inclusiva, nunca excluyente; Encartes no tiene una línea editorial para seleccionar sus contenidos más allá de la excelencia académica que asegura la revisión por los pares. Pero sí tenemos la intención de propiciar y fomentar discusiones, debates y desarrollar una agenda crítica alrededor de los temas que preocupan a la gente, los temas que marcan este momento histórico que nos ha tocado vivir. Como dice Gustavo Lins Ribeiro en su texto, este momento político está marcado por el antiintelectualismo, y las ciencias sociales —él habla de la antropología en concreto— tienen un importante papel que desempeñar:
Parece que la ignorancia ha subido muchos escalones en su batalla contra la sabiduría. El papel político del antiintelectualismo es conocido y se expresa en los discursos de los políticos profesionales con mucha claridad […]. Destaco la antropología por lo que considero como su carácter eminentemente subversivo de la naturalización del orden de las cosas […], la antropología constantemente denuncia el orden del capitalismo y de sus sistemas de poder asociados. En tiempos conservadores, como son los actuales, se busca sofocar el pensamiento crítico y la antropología no podría escapar de este movimiento.
Cualquier artículo que se envíe será publicado si pasa los criterios de los dictaminadores; asimismo, cualquier propuesta de dossier será evaluada para que pueda publicarse. Pero, siguiendo esta idea del cuestionamiento de la naturalización del orden social, los temas que en el equipo de coordinación editorial buscamos hacer presentes son aquellos relacionados con cuestiones problemáticas que generan debate en la actualidad.
Por eso en el tercer número, el dossier coordinado por Sevérine Durin, se dedicó al tema de la deshumanización que incluye las desapariciones, la coacción a la libertad de expresión y los desplazamientos forzados en México. Tampoco fue casualidad que le solicitáramos a Juan Pablo Pérez Sainz un texto sobre las desigualdades y la repolitización de lo social en América Latina, que fue el ensayo central de Coloquios del número 4, o que muchos de los textos publicados tengan que ver con la compleja problemática de las luchas de las mujeres, como el de Laura Valladares o el de Rosario Ramírez.
Nuestra voluntad de sacar a la luz los debates en torno a estos temas no eximen en absoluto el rigor a los trabajos propuestos. Por el contrario, una de las tareas a las que dedicamos más atención es al sistema de dictaminación por pares, base de la excelencia académica que es necesaria para poder plantear debates e ideas que realmente sean útiles.
Esta intención de estar al día en los temas y debates que nos rodean es la que hizo surgir la sección Discrepancias. Siempre con la distancia que los tiempos editoriales imponen, buscamos publicar en cada número temas que recojan discusiones del momento. Para el primer número el tema fue la Ley de Seguridad Interior que se discutía en México; el segundo fue el racismo y la construcción de las naciones latinoamericanas; el tercero fue el debate en torno a los derechos sexuales de las mujeres, y el cuarto está dedicado al complejo tema del resurgimiento de los conservadurismos en el continente.
Con un formato ordenado con base en preguntas a los autores, en esta sección buscamos romper con los esquemas académicos encapsulados en aportes personales, y nos proponemos tejer diálogos y discusiones sobre cuestiones concretas de actualidad entre analistas especializados.
Estas cuestiones problemáticas también están presentes en las demás secciones de la revista. Mientras que la entrevista que Guillermo de la Peña hizo a Rodolfo Stavenhagen (publicada en dos partes), o la realizada a Alan Knight, nos invitan a plantearnos nuestro quehacer como investigadores sociales, también incluimos las voces no especializadas al publicar entrevistas realizadas a feministas comunitarias de Guerrero o a una migrante ecuatoriana en España cuyas perspectivas nos ayudan a entender nuestras problemáticas desde sus protagonistas.
Cuando a mediados de 2019, media América Latina estaba levantada en movilizaciones diversas, planeamos introducir esa temática para la sección de Discrepancias para el número 6 —a publicarse en septiembre de 2020—; pero para aprovechar el momento, en la sección de Entrevistas del número 5 incluimos las que los miembros del equipo realizamos a investigadores de Chile, Ecuador y Brasil, países que recientemente habían experimentado estallidos sociales. Con ello, queríamos mantener la atención al análisis de estos hechos que nos impactan.
Siguiendo la reflexión de Gustavo Lins Ribeiro sobre nuestra responsabilidad como cientistas sociales, somos conscientes de que nuestras disciplinas han de abrirse y ser accesibles para poder cumplir su papel en esta época. Ésa es una de las razones que está detrás de toda la política de difusión por redes que comenta Saúl Prieto en su texto, y es la razón por la que acogimos y asumimos como nuestra la propuesta de una ciencia abierta que se lanzó desde el Seminario Permanente de Editores y recogimos en el Editorial del número 3 de la revista.
Desde nuestra humilde trinchera, en Encartes defendemos y promovemos toda y cualquier iniciativa que tenga como objetivo la apertura de la ciencia y del pensamiento crítico en la sociedad y la comunidad científica. Por ello nos esmeramos en posibilitar el acceso abierto a todo nuestro contenido —tanto escrito cuanto multimedia—; buscamos desarrollar herramientas que permitan el acceso a datos de investigación que suelen quedarse en los archivos privados de investigadores y centros de investigación; así como difundir los documentos de audio e imágenes que dotan de textura sensible a la investigación de campo.
Finalmente, con la voluntad de contribuir a unas ciencias sociales acordes con la complejidad de nuestro mundo, buscamos abrir las fronteras disciplinares y formales de la investigación apoyando a quienes buscan nuevas formas de comprender el mundo. Ésa era la razón de ser del dossier del segundo número dedicado a los análisis de las culturas visuales desde metodologías horizontales.
Nos proponemos descolonizar la imagen —que hoy es el principal instrumento de la publicidad— para apropiarla crítica y de manera horizontal y hacerla un instrumento de escritura académica. Toda la sección encArtes multimedia busca ser algo más que un catálogo de videos o ensayos fotográficos: animamos a los autores a que busquen formas nuevas de relacionar imagen, sonido y palabra escrita, a que nos envíen sus experimentos, como el realizado por Eduardo González Tamayo sobre el uso del documental participativo en un centro de rehabilitación. También acogemos textos que buscan nuevas formas de expresión y divulgación de nuestro trabajo, como el de Hugo José Suárez publicado en el número cinco; o que reflexionan sobre los mismos límites de la investigación, como el dedicado a la Prensa, experiencia comunitaria en Guatemala.
En fin, vivimos tiempos complejos, que retan nuestra concepción del mundo y de nuestro lugar en él como cientistas sociales. En la revista Encartes queremos asumir ese reto de forma creativa, crítica y propositiva, sin perder nunca la conciencia de la necesidad del rigor en nuestros análisis. Para logarlo, nos consideramos un experimento en proceso continuo de mejoramiento. Contamos con todos ustedes para logarlo.