Joaquín Martos Crespo
CIESAS Peninsular, México
En este breve ensayo me centraré en una de las figuras más importantes dentro del ayuntamiento como son los alféreces mayores, pero antes de ellos haré una pequeña reseña sobre la historia del establecimiento del cabildo de Ciudad Real de Chiapa.
En su trabajo sobre el ayuntamiento colonial de Guatemala, Ernesto Chinchilla (1961: 9) se preguntó si realmente el cabildo era la institución más importante de la vida socio-política de la colonia por lo complejo y problemático que resulta para cualquier historiador a la hora de hacer una investigación sobre dicha entidad. En el caso del ayuntamiento de Ciudad Real de Chiapa su estudio es bastante más complicado por diferentes razones, entre otras por la inexistencia de documentos como las actas de cabildo. Por lo que estos inconvenientes hacen que no se pueda hacer un análisis tan profundo, en comparación a otras ciudades indianas.
La fundación del ayuntamiento también es bastante peculiar, ya que originariamente, el 1 de marzo de 1528, tras el regreso de Diego de Mazariegos a Chiapa después de su encuentro en Comitán con los hombres de Pedro Portocarrero, se inició el levantamiento de las primeras casas y del trazado de la ciudad. A los pocos días se convocó a los vecinos para la elección de los primeros miembros que configurarían el primer cabildo, entre los que destacaban Luis de Luna y Pedro Orozco, como alcaldes ordinarios; Cristóbal de Morales como mayordomo y Antonio de la Torre como alguacil mayor. Ellos tomaron posesión el 6 de marzo. Pero este primer asentamiento duró muy pocos días, debido a cuestiones climatológicas, porque en mayo de ese mismo año se trasladaron a los altos de Chiapa.
El ayuntamiento estuvo controlado sobre todo por dos familias de origen conquistador: los Velasco y los Tovilla que monopolizaron todos los oficios, desde las alcaldías ordinarias hasta los alferazgos a lo largo de la historia. Ellos se dedicaron al comercio de la tierra y gracias a las encomiendas acumularon enormes beneficios económicos así como cargos políticos. Se acomodaron en las instituciones de poder local y regional; y por medio de distintas alianzas matrimoniales extendieron su poder a lo largo y ancho del Reino de Guatemala. Los alcaldes mayores venidos del exterior, cabezas de gobierno de la jurisdicción territorial, dependieron de ellos para tener un buen gobierno.
Sin lugar a dudas, el cargo de alférez mayor fue uno de los más relevantes dentro del cabildo colonial, gracias a las diferentes competencias y privilegios que percibían sus representantes, entre ellos ser el responsable de portar el pendón real. En un primer momento, su elección se hacía entre los regidores por turnos, pero posteriormente pasó a ser un oficio vendible (es decir que se pagaba por conseguirlo) que permitió que estas familias lo concentrasen como si de un bien particular se tratase.
Tabla 1. Los alféreces mayores de Ciudad Real de Chiapa. 1642-1709
Año |
Nombre |
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<1642 |
Juan de la Tovilla |
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1659 |
Francisco de la Tovilla y Velasco |
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1666 |
Juan Villafuerte y Tovilla |
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1672 |
José de Velasco y Ochoa |
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1679 |
Matías de Solórzano Ozeguera |
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1682 |
Juan de la Tovilla y Jáuregui |
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1697 |
Marcos Rodríguez |
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1703 |
Clemente Velasco y Ochoa |
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1709 |
Diego de Rojas |
Fuentes: Archivo General de Indias, Guatemala, y Archivo General de Centro América.
Como se puede apreciar, Juan de la Tovilla se hizo con el oficio de alférez antes de 1642, ejerciéndolo hasta su muerte en 1650, cuando su hijo Francisco de la Tovilla y Velasco lo obtuvo a cambio de 600 pesos. Ninguno de sus hijos lo ejerció pero no escapó del control familiar ya que su sobrino Juan de Villafuerte, lo adquirió en 1666. A partir de 1672, José de Velasco y Ochoa, lo consiguió en subasta pública, ejerciéndolo hasta 1679 cuando renunció a favor de Matías de Solórzano. Tras la muerte de éste, de nuevo se sacó a remate, y una vez más, la familia Tovilla apareció en escena. En los años subsiguientes volvería a los Velasco, Clemente pagó 1500 pesos por él en 1703, incluyendo una regiduría, con el objetivo de seguir la tradición familiar de convertirse en alférez.
Finalmente, estas dos familias supieron controlar el ayuntamiento para su beneficio personal, ejerciendo un férreo control que hacía que los alcaldes mayores que iban llegando a Ciudad Real tuviesen que negociar con ellos, para tener un gobierno estable, y en cierto modo tranquilo.
Bibliografía
Chinchilla Aguilar, Ernesto (1961), El Ayuntamiento colonial de la ciudad de Guatemala, Editorial Universitaria, Ciudad de Guatemala.
Martos, Joaquín, (2016). Venalidad, poder y familia. Las relaciones sociales de los alcaldes mayores y las élites de Ciudad Real de Chiapa. Siglos XVII-XVIII. Tesis de doctorado en Historia, CIESAS peninsular.