Patricia Ravelo Blancas
CIESAS Ciudad de México
Paula Flores Bonilla nació en El Salto, Pueblo Nuevo, Durango, en 1957. Emigró a Ciudad Juárez en 1995 con su esposo, un hijo y seis hijas. A raíz de la desaparición y asesinato de su hija de 16 años, María Sagrario González Flores en 1998, Paula y su hija mayor, Guillermina, se organizaron con varias madres que estaban en la misma situación para fundar el primer grupo de madres: Voces sin Eco, “porque cuando a las niñas las agarran nadie las escucha”, afirma Paula en el documental La batalla de las cruces. Una década de impunidad y violencia contra las mujeres (ciesas, 2005). Ella, su esposo y su hija Guillermina han sido muy activos para que “no se olviden estos crímenes de mujeres”, por eso pintaron la insignia de la lucha contra el feminicidio representada por una cruz negra sobre fondo rosa. Esta se ha pintado en muchos postes de Ciudad Juárez. Paula y su familia cada año retocan las cruces que están en las avenidas principales y el centro de la ciudad. Esta insignia de duelo y de fuerza ha estado presente en todos los espacios donde hay una manifestación contra esta forma de homicidio.
La muerte de María Sagrario cimbró a toda la comunidad de Lomas de Poleo, donde vivían, localizada en el norponiente de Ciudad Juárez, e intensificó las disputas que había por la propiedad de los terrenos. Ahí se había encontrado en 1996 un cementerio clandestino con ocho cuerpos de niñas y mujeres asesinadas. El recuerdo de María Sagrario perdura en el kínder que lleva su nombre en Lomas de Poleo, cuando varios niños se habían quedado sin lugar en el barrio y Paula, junto con la comunidad, se organizaron para consolidar un proyecto de preescolar. Fue entonces cuando Claudia, otra hija de Paula, se certificó como profesora de preescolar y es maestra en este kínder que honrosamente lleva el nombre de su hermana.
Paula tiene muchas cualidades de liderazgo. Fue representante de los colonos de su barrio. Durante su gestión, aunque lograron algunos servicios públicos también recibieron represalias por sus acciones comunitarias. Cuando los colonos pusieron los postes de alumbrado público, otros los tiraron; como Paula se opuso eso le valió ser encarcelada. Sin embargo, persistieron en su lucha y ahora todo el barrio tiene luz, ya no son los lugares oscuros en los que desaparecen niñas y mujeres. Esta historia la cuenta ella en otro documental, La carta (imcine, 2010), el cual ha recibido premios y ha participado en festivales nacionales e internacionales. En este documental Paula narra su vida y la de su familia. Las experiencias desafortunadas que ha vivido ilustran la precariedad en la que subsiste, y muestran la fortaleza humana basada en la solidaridad, en la capacidad de resistencia que se despliega pese a tener tantas carencias. En la actualidad, ella colabora con otras mujeres cuyas hijas han desaparecido o que han hallado muertas en Ciudad Juárez, a quienes brinda información y acompañamiento, transformando así su dolor en acciones que sirvan para alcanzar la justicia.
Fuente: Ivonne Mendoza.