Una manera de ser y de estar con otros

Patricia Tovar[1]

El Diplomado en Antropología del arte, es una iniciativa de LATIR A.C.[2] llevada a cabo con el  respaldo del CIESAS. La selección de proyectos que se presentan aquí, da cuenta de la riqueza del programa y de la diversidad de los participantes. El diplomado se imparte tanto de manera presencial en la Casa Chata del CIESAS, como a distancia, en el aula virtual de LATIR. En esta primera emisión hemos logrado tener 62 egresadas(os) la enorme mayoría mujeres, de más de 10 países. Es un logro colectivo, una manera coherente de poner en marcha un programa educativo y un espacio único en México y en América Latina. Estamos haciendo que ocurra algo inédito y eso es contundente. La convicción de la necesidad de abrir un campo de investigación transdisciplinario en donde se unan lo artístico y lo antropológico, se basa en más de diez años de llevar a cabo múltiples proyectos e iniciativas que derivan de una idea central: El arte como una forma de ser y estar con los otros. Esta sola frase, sintetiza una inmensa complejidad de relaciones. Se trata de pensar el proceso artístico integrado a los contextos, de comprender la agencia del arte como transformadora de los entornos y a su vez como una disposición y apertura empática hacia la diferencia. De ahí que uno de los aspectos centrales abordados en el diplomado es la descripción y comprensión de los procesos artísticos como parte de un sistema complejo, la propuesta es experimentar el hacer artístico como un campo de relaciones que incluye múltiples contextos, diversas prácticas y otros conocimientos.

El programa está diseñado para generar un proceso de  enriquecimiento mutuo, tanto de la práctica antropológica como la artística, y en ese sentido producir un pensamiento crítico que responda a contextos específicos y dialogue con otras comunidades fuera del campo del arte. Y a su vez pensar en la investigación antropológica como un acto creativo que proporciona herramientas específicas y habilidades reflexivas que potencien la producción de proyectos críticos que integran saberes locales y la historia política y social para encontrar nuevas relaciones y unir la investigación con la creación.

Este diplomado en antropología del arte, se plantea también como una manera de responder a los cuestionamientos y necesidades  de las prácticas artísticas contemporáneas y de la investigación antropológica en torno a la posibilidad de pensar el proceso artístico como generador de conocimiento y como resultado de distintas formas de colaboración y de comunidad.

A partir de una intensa discusión teórica y de los aportes fundamentales de Alfred Gell (Arte y agencia) los proyectos realizados por los participantes del diplomado exploran caminos que permiten vislumbrar la abundancia de relaciones, aplicaciones, campos de creación y de investigación emergentes como parte de una Antropología del arte, en donde las piezas artísticas son activas, provocan el movimiento, son ellas mismas el movimiento o son pasivamente detonadoras de la reinvención.

A nivel metodológico retomamos de Bajtín la idea de la cultura como diálogo constante, que da lugar a enunciados complejos que movilizan sentidos en una lógica social; y de James Clifford la propuesta de “autoría múltiple” o en otras palabras, la construcción del texto etnográfico a través de múltiples narrativas convergentes en torno a una problemática y sin disfrazarlas con la voz única del etnógrafo. Ambas propuestas traen consigo una nueva actitud epistemológica que reconoce  la base dialógica de las culturas  y hace posible hablar de contacto, interacción y afectación entre culturas y campos de conocimiento, más allá de la idea de frontera que en todos los sentidos fragmenta y separa. Todo ello da lugar al planteamiento específico de una Etnografía artística[3], es decir un proceso investigativo en el cual se despliegan estrategias artísticas como aspecto fundamental para entablar la relación y para producir el diálogo; y al mismo tiempo una manera en la que la investigación produce piezas artísticas. El cuerpo se despliega y se establece la sensibilidad como el canal de unión y lo poético como la vía de comunicación y de transmutación.

Una propuesta como esta requiere también de una pedagogía particular, en este caso la he nombrado “Pedagogía circular”: reconocemos que los aprendizajes ocurren en todas direcciones al momento de interactuar, ya sea presencialmente o a distancia, y que lo que se construye en el grupo, emerge como un diálogo entre todos los participantes que no obedece a una lógica lineal o progresiva sino que ocurre como una “circularidad del entendimiento”[4]. Al mismo tiempo la construcción compartida de las ideas, propicia el enriquecimiento mutuo entre todos los participantes. El compartir, el brindarse para el otro conlleva una ética también, la cual implica un compromiso, un abandono de la pasividad, una disposición al entendimiento mutuo. Esto ocurre tanto en el proceso vivido cara  cara como en la experiencia del aula virtual. Es importante decir que una de nuestras bases pedagógicas es la teoría de la enacción, la cual plantea “que el conocimiento es conocimiento de lo concreto, de la manera en que funciona el sentido común, que es el trasfondo cognitivo de donde emergen nuestras acciones en la resolución de problemas cotidianos. El conocimiento es acción, más precisamente, es la emergencia de acciones adecuadas en contextos concretos y específicos” (Francisco Varela).  De ahí que a lo largo de todo el diplomado, trabajamos siempre relacionando de manera circular: reflexión-acción-cuerpo-contexto.

Finalmente la sensación compartida es de gozo, de intensidad. El desafío está ya planteado y el camino abierto. Ahora se trata de continuar, de seguir descubriendo, de mejorar, de crecer. Este programa y todo lo que implica ha sido primero imaginado y luego realizado con enorme dedicación y profesionalismo. Amar el trabajo que se hace es una alegría que crece en los ojos de los otros.

[1] Directora general del Diplomado en Antropología del arte y de LATIR A.C. Es doctora en Antropología por el CIESAS y realizó una estancia posdoctoral en la UNAM con un proyecto sobre transdisciplina y procesos de co-creación.

[2] LATIR-Laboratorio Transdisciplinario de Investigación y reinvención, fue creada en el 2015 como un espacio dedicado a la investigación, educación y producción de proyectos desde una visión transdisciplinar. http://www.latir.com.mx/

[3] La propuesta de una etnografía artística, comenzó a gestarse durante mi investigación doctoral y terminó de definirse en los años posteriores. Estoy convencida de su pertinencia conceptual y de su poder metodológico.

[4] Para profundizar en este concepto se puede leer “Comunidades utópicas: procesos de colaboración transdisciplinares” el cual es un capítulo de libro descargable en: http://www.sombreroinvisible.mx/