Carolina Elizabeth Díaz Iñigo
Estudiante de Doctorado en Antropología Social – Universidad Iberoamericana
El estado de Veracruz es una de las entidades federativas con más altos índices de violencia contra las mujeres en México, así como de impunidad con la que son cometidos estos actos. En el artículo “Impunidad e invisibilización de los feminicidios en Veracruz” Estela Casados, investigadora y docente de la Universidad Veracruzana, reflexiona sobre el fortalecimiento de los cárteles delictivos y la violencia feminicida: “En este escenario social, siete veracruzanas son asesinadas mensualmente” (2016:1) . Además, señala que según el reporte del proyecto “Violencia contra mujeres y niñas. Monitoreo de medios de comunicación en Veracruz” durante 2014 ocurrieron 74 feminicidios y “Para 2015, en 50 de los 212 municipios veracruzanos ocurrió, por lo menos, un feminicidio, 12 más que en 2014” (ibidem: 18). Asimismo, la Sierra de Zongolica se encuentra entre las tres regiones indígenas con más denuncias de maltrato por parte de las mujeres,[1] pues 3 907 (17.59%) reportaron vivir violencia no severa de pareja actual; 2 381 (10.72%) declararon sufrir violencia severa de pareja actual; 3 030 (13.58%) viven violencia psicológica no severa; y 2 332 (10.45%) violencia psicológica severa.[2]
En 2007 un lamentable crimen estremeció a la Sierra de Zongolica: el asesinato de Ernestina Asencio, mujer nahua de 73 años de edad fue violada tumultuariamente y asesinada por elementos del ejército mexicano en el municipio de Soledad Atzompa. La movilización y descontento de la población por este crimen de Estado[3] y la creación de la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia fueron elementos que acompañaron el nacimiento de diversas instancias para brindar atención a las mujeres de la región.
En ese mismo año, nace Kalli Luz Marina gracias al trabajo de algunas religiosas y mujeres nahuas del municipio de Rafael Delgado, perteneciente a la Sierra de Zongolica, quienes realizaron un diagnóstico sobre la violencia experimentada en el municipio, percatándose de que las mujeres y las niñas eran las principales afectadas. Así fue que pensaron en organizarse y crear un espacio donde pudieran enfrentar esta problemática, y con el tiempo se transformó en una asociación civil. Entre las actividades que realizan se encuentran los talleres de derechos humanos para las mujeres en su propia lengua (náhuatl); los talleres con hombres sobre masculinidades; las campañas por la erradicación de la violencia de género; asesorías y apañamiento psicológico, legal y social. Además de la realización de materiales de difusión como trípticos, libros y audiovisuales, entre otros.
Esquema 1. Proceso de atención para las mujeres que asisten a Kalli Luz Marina A. C.
Conjuntamente, la Red de Promotoras Comunitarias de los Derechos de las Mujeres, que ha creado Kalli Luz Marina, ha crecido hasta llegar a los municipios de Tlilapan, San Andrés Tenejapan, Tequila, Atlahuilco y Los Reyes, todos pertenecientes a la Sierra de Zongolica. El objetivo de este proyecto es capacitar a las promotoras indígenas y mestizas para el desarrollo de estrategias de atención y sensibilización para mujeres que viven violencia mediante un enfoque de derechos humanos, género e interculturalidad. De esta manera se busca impulsar y desarrollar una agenda con propuestas a las autoridades, instituciones y dependencias locales y regionales para brindar una atención adecuada a las mujeres.
Entre los trabajos que realizan las promotoras destaca la promoción de los derechos humanos de las mujeres indígenas, ser intérpretes en las instituciones del Estado para las mujeres que no hablan español, acompañar junto con la abogada a las mujeres a ejercer una denuncia, realizar visitas domiciliarias para contactar a las mujeres que sufren violencia e invitarlas a que asistan a la asociación civil. De esta manera, las promotoras son un “puente” entre las comunidades, las instituciones y Kalli Luz Marina.
Si bien de acuerdo con los estudios en antropología jurídica se puede analizar al derecho como un mecanismo de dominación, producto del conflicto y de relaciones históricas de poder; el derecho también puede servir para la resistencia de los sectores subalternos de la sociedad, como en el caso de la agencia y resistencia de las mujeres indígenas que acuden a Kalli Luz Marina para un acompañamiento legal y de esta manera intentar transformar la opresión de su situación, ya sea al acudir a una agencia del Ministerio Público o al invocar sus derechos al interior de su familia y en las instituciones de justicia comunitarias. De acuerdo con el concepto de interlegalidad (Santos, 1998) se puede contemplar, cómo sectores subalternos y mujeres indígenas están apropiándose del lenguaje de derechos humanos para transformar sus realidades “[…] generando nuevas alternativas en la confrontación con el Estado, pero también nuevas tensiones y contradicciones en el ámbito de las mismas comunidades” (Sierra, 2004: 11).
Desde mi experiencia en el proceso de investigación[4] existen algunos elementos que las mujeres consideraron importantes en su concepción de justicia: 1. La reparación del daño en lugar de sólo el castigo, esto depende de las características y peculiaridades del caso; 2. La búsqueda de justicia social y no únicamente de género, pues el acceso a la justicia para mujeres de diversos grupos étnicos en América Latina y los obstáculos que enfrentan cuando se trata de lograr este acceso, se relaciona íntimamente con la triple exclusión por ser mujeres, indígenas y pobres. De acuerdo con Aida Hernández (2004), María Teresa Sierra y Rachel Sieder (2011) es transcendental entender los entrecruzamientos de las violencias que afectan a las mujeres indígenas en particular, ya que no están sujetas a la violencia física y sexual sólo por su género, sino que además enfrentan el racismo estructural y la marginación social.
Cuadro 1. Tipos de asesorías y acompañamiento brindado a las mujeres durante 2007-2015
Para continuar la reflexión es importante mencionar que la resistencia de las mujeres indígenas y mestizas que acuden a Kalli Luz Marina es un elemento sin el cual, no podrían hacer frente a los diversos obstáculos en su búsqueda de justicia; sin embargo, la “cultura de la denuncia” no es la única ruta de transformación impulsada desde Kalli Luz Marina, pues la denuncia no siempre es una estrategia viable para las mujeres indígenas de la región; además, es necesario considerar las diversas formas en que las mujeres resisten la violencia en el ámbito familiar y comunitario. Así, el trabajo del Kalli Luz Marina apuesta también por la prevención y transformación cultural, por ello uno de sus lemas es: Nochipa masekintlakitta siwameh (Que la costumbre sea el respeto a las mujeres). Por lo anterior, consideraron necesario el trabajo con hombres nahuas y mestizos de la región a través de talleres donde se discuta y cuestione la masculinidad imperante relacionada con el uso de la violencia. Este espacio surgió por el interés de algunas mujeres de Rafael Delgado quienes consideraron que para una transformación más profunda de las relaciones entre los géneros, era necesario que los hombres también fueran parte de este proceso de trasformación. Conjuntamente, el trabajo con mujeres y hombres jóvenes, representa un espacio esencial para este proceso que va de la mano con el acompañamiento social y psicológico.
De igual manera, esta asociación civil les permite a las mujeres conocer las herramientas para resistir frente a las instituciones de justicia del Estado que continuamente las ha violentado; también es un espacio donde se pone en práctica la interlegalidad (Sierra, 2004; Santos, 1998), pues en ella se dan a conocer tanto los referentes nacionales como la Ley de General de Acceso para las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, como el derecho internacional; pero además, esta interlegalidad se produce no sólo por el uso de estos referentes, sino por la hibridación con las normas y regulaciones locales por parte de las mujeres nahuas y mestizas de la sierra. Finalmente, el equipo de Kalli Luz Marina se ha esforzado por la formación de promotoras en diversos municipios, lo que les ha permitido fortalecer una red de solidaridad que trabaja por la difusión, asesoría y defensa de los derechos humanos y de las mujeres indígenas en particular: la utilización de los diversos espacios, como el de las instituciones de justicia del Estado y de los sistemas de justicia locales, propicia que haya procesos de resistencia a nivel personal y comunitario.
Bibliografía
Casados Estela (2016), “Impunidad e invisibilización de los feminicidios en Veracruz”, Clivajes. Revista de Ciencias Sociales, año III, núm. 6, julio-diciembre, Instituto de Investigaciones Histórico-Sociales, Universidad Veracruzana, pp. 58-78.
Díaz Carolina (2018), “La guerra contra las mujeres en México”, en Dossier Feminismos en Abya Yala. Pensar y hacer el género, núm. 4 de la revista Pensares y Quehaceres, México, UNAM, pp. 73-88.
Díaz Carolina (2017), “Género y justicia entre las mujeres nahuas de Rafael Delgado, Veracruz”, Boletín de Antropología Americana, Instituto Panamericano de Geografía e Historia, enero-junio, vol. 2, núm. 3, pp. 97-126.
Hernández Rosalva A. (2004), “El derecho positivo y la costumbre jurídica: las mujeres indígenas de Chiapas y sus luchas por el acceso a la justicia”, en Torres Falcón (comp.), Violencia contra las mujeres en contextos urbanos y rurales, México, El Colegio de México, pp. 379-414.
Santos, Boaventura de Sousa (1998), La globalización del derecho. Los nuevos caminos de la regulación y la emancipación, Colombia, Universidad Nacional de Colombia/ILSA.
Sieder, Rachel y María Teresa Sierra (2011), Acceso a la justicia para las mujeres indígenas en América Latina, Noruega, Michelsen Institute, CMI.
Sierra, Teresa (2004), “Interlegalidad, justicia y derechos en la Sierra Norte de Puebla”, en María Teresa Sierra (ed.), Haciendo justicia. Interlegalidad, derecho y género en regiones indígenas, México, CIESAS /Miguel Ángel Porrúa, pp. 115-186.
[*] Algunas de estas reflexiones se encuentran en el artículo publicado en “Género y justicia entre las mujeres nahuas de Rafael Delgado, Veracruz” (2017), Boletín de Antropología Americana, Instituto Panamericano de Geografía e Historia, enero-junio, vol. 2, núm. 3.
[1] Encuesta Nacional sobre Salud y Derechos de las Mujeres Indígenas (Ensademi) 2008.
[2] La Ensademi (2008) reportó que según la Encuesta Nacional sobre la Violencia contra las Mujeres (ENVIM, 2003), la región de los Altos de Chiapas y de Zongolica sobresalen, por tener el doble de la prevalencia en la violencia respecto a otras regiones en estos estados. Este dato muestra la gravedad en la problemática de violencia hacia las mujeres en la región de la Sierra de Zongolica.
[3] No hay que olvidar que el entonces presidente de la República, Felipe Calderón, declaró que la señora Ernestina había muerto de gastritis, evidenciándose así la complicidad del Estado ante este lamentable crimen.
[4] En la tesis: Género y justicia entre las mujeres nahuas del municipio de Rafael Delgado, Veracruz. Una mirada a través de la Asociación Civil Kalli Luz Marina (2014), CIESAS Golfo.